La cotización del Euribor en índices negativos desde hace unos meses (en abril a -0,19%) unida al alza del precio del alquiler de la vivienda, hace que muchas personas en este momento se planteen si es mejor comprar o alquilar.
Efectivamente, la situación de los mercados ha llegado hasta el punto de que las rentas mensuales derivadas de alquilar una vivienda resultan más caras que las cuotas de la hipoteca. La renta media de alquiler mensual representa un promedio de un 6% más que el de la cuota media de la hipoteca. A diferencia de otros estados de nuestro entorno, tradicionalmente en nuestro país se ha tendido siempre más a la compra que al alquiler. No obstante, para poder hacer frente a la compra se necesita tener ahorrado, cuando menos, un 20% del capital necesario para ello. Las entidades financieras solamente conceden el 80% del valor de tasación de la vivienda que quiere comprarse. Además, deberá contarse con una serie de gastos que habrá de asumirse, tales como impuestos, notaría,… Estos aproximadamente suponen un 10% del valor de la vivienda. La opción entre comprar o alquilar, por tanto, nos obliga a contar con un ahorro de un 30% del valor de la vivienda, de manera que solamente si contamos con dicho remanente podremos plantearnos qué es lo que nos interesa más.
La elección de la compra de vivienda y la selección de un préstamo hipotecario no está exenta de riesgos. Actualmente muchas personas que establecieron un interés variable en sus préstamos, referenciándolos al Euribor se están beneficiando de que el índice de éste lleva meses en negativo, y, por tanto, ello se refleja en la cuota mensual de su hipoteca. Este hecho, como decíamos, ha estimulado en muchos casos la opción por la compra de la vivienda tanto para vivir como para invertir. Muchos entendidos alertan de una posible subida del Euribor, lo que ha llevado a que exista una tendencia en el mercado actual a contratar préstamos hipotecarios a interés fijo, aunque ello en este momento conlleve un pago de más intereses que dan primacía a la seguridad.
En cualquier caso, si se prefiere comprar, se recomienda efectuar una comparativa de los diversos productos ofrecidos por las entidades financieras del mercado, dado que las diferencias entre unos y otros puede suponer a lo largo de la vida del préstamo un ahorro a tener en cuenta en cuanto a las comisiones pactadas. Además, también hay diferencias entre las ofertas de unas entidades a otras en cuanto al planteamiento de las bonificaciones por productos vinculados y que, evidentemente, puede tener importantes consecuencias para nuestro bolsillo.
El Banco de España recomienda dedicar un máximo del 35% de los ingresos netos al pago de deudas financieras. Normalmente los bancos no aceptan operaciones arriesgadas, sin garantías suficientes, que representen más de un 30% de dichos ingresos. Por ello antes de contraer un préstamo resultaría prudente efectuar diversos cálculos de la cuota que debería satisfacerse representando diversos escenarios en la variación del tipo de interés.
Frente al mayor riesgo económico y menor flexibilidad (en términos de venta o cambio de vivienda) de la compra está el menor riesgo y mayor flexibilidad que supone el alquiler. El concepto de fondo es bien diferente, en el primer caso se busca amasar un patrimonio, mientras que en el segundo solamente acceder a la vivienda. Además, en el caso de la compra de una vivienda, dicha inversión está sometida a las fluctuaciones que en el mercado tenga su valor, lo que, tal y como se ha visto a raíz de la crisis de 2008, ha representado un grave problema en los casos en que las bajadas fueron tales que representaron que los préstamos hipotecarios eran más elevados que el propio valor de la vivienda ofrecida en garantía (hipotecada).
Visto el panorama actual, y en el supuesto de que se halle afectado por una situación similar le recomendamos que ponga su caso en manos de un profesional que pueda asesorarle adecuadamente.